Fuente: Directo al paladar

No nos engañemos, la calidad tiene un precio y una buena conserva, elaborada artesanalmente con un producto de calidad y con un buen líquido de expedición o gobierno que asegure que nuestra ventresca, las almejas o las sardinillas… vayan a permanecer durante años en perfecto estado, cuesta su dinero..

Con este tipo de latas, con las buenas latas de conserva de pescado y marisco, es con las que no podemos cometer algunos errores habituales que os cuento a continuación.

1. Temperatura de servicio sin considerar el tipo de lata.

Lo más habitual en la mayoría de nuestras casas, es servir las latas de conserva que tenemos en la despensa, abriéndolas y poniéndolas en el plato. Y no es lo más recomendable. Los productos más delicados, agradecen un paso breve por la nevera.

Los berberechos quedan perfectos, tras unos 20 minutos dentro de la nevera y ese golpe de frescor al comerlos se agrede mucho. Igual ocurre con las almejas al natural y otros productos similares. Los mejillones en escabeche ganan delicadeza y sus aromas quedan más sutiles.

Por el contrario, en el caso de las anchoas, es preferible sacarlas de la nevera, donde las tendremos siempre al ser una semiconserva, y esperar a que el aceite en el que vienen se vuelva a licuar. El resto de conservas, ventresca de atún, zamburiñas, chipirones, etc., están bien cuando las servimos a temperatura ambiente.

2. Tirar el líquido de gobierno o de expedición

Es un error habitual. Abrimos las latas, volcamos su contenido en un plato y nos comemos las tajadas, sin prestar atención al líquido, que muchas veces, termina yéndose por el desagüe o la cisterna. Sin embargo, el líquido de las latas puede ser ideal para dar un toque especial a muchas recetas.

3. Añadir limón a las conservas al natural

Las almejas, berberechos, navajas y zamburiñas, son bivalvos que se sacan de sus conchas tras abrirlos al vapor -hecho con agua de mar y sal. En ese momento de abrirse o desvalvarse al vapor es cuando toman la sal ya que normalmente absorben mucho líquido en ese proceso. Después, se colocan en las latas, y se rellenan con una infusión que lleva agua mineral dulce, laurel y un poco de zumo de limón.

4. Servir las latas «tal cual» y no dedicar un tiempo a su presentación

Al igual que hemos visto a la hora de aprovechar los líquidos de expedición para dar un toque especial a una lata de conserva, es un pena limitarnos a abrir la lata y volcarla en un plato. Hay muchas posibilidades a la hora de emplatar y complementar un producto de tanta calidad, para sorprender a nuestra familia o invitados..

5. Tirar una lata cuando supera su fecha de consumo preferente

Existen conservas que tienen una fecha de caducidad muy clara, y que en general no van a durar mucho tiempo. Esto ocurre en especial en las anchoas que son una semiconserva, pero hay otras latas, como las almejas al natural, que mejoran con el tiempo, incluso están en el punto óptimo cuando su fecha de consumo preferente ha llegado o se ha superado.

La calidad de los sistemas de conserva es tal que incluso se han encontrado conservas tras un naufragio o en lugares abandonados o recónditos y aunque hubieran pasado 15 o 20 años, estaban en perfecto estado a los efectos de ser un alimento sano, pese a que lógicamente hubieran perdido propiedades organolépticas o sus alimentos hubieran cambiado su textura.

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